Somos una fundación que representa a millones de personas afectadas en el mundo por enfermedades de la retina. Pero, ¿Por qué lo hacemos? Porque sabemos lo que es sufrir de primera mano una de ellas.
La retinosis pigmentaria golpeó a nuestro presidente de la fundación, Javier Tenza. Tras recibir un diagnóstico, visitar muchos médicos e informarse sobre el pronóstico de esta enfermedad se dio cuenta que, al tratarse de una enfermedad rara, ésta no disponía de ningún tipo de tratamiento ni de cura. “Es muy duro tener que asumir una realidad de oscuridad que te acecha”.
¿Y qué hacen nuestras instituciones para ayudarnos? Intentan mejorar nuestra calidad de vida. Nos enseñan a vivir con una nueva realidad a la que debemos adaptarnos sí o sí. ¿Pero es lo que realmente necesitamos? No, un enfermo quiere una cura, es más, se merece una cura.